Alianzas ¿espurias?

24 noviembre, 2020 | publicado por:staff

El término espurio lo popularizó el entonces candidato Andrés Manuel López para referirse al gobierno de Felipe Calderón, luego se empleó para denominar a las alianzas entre partidos políticos «ideológicamente» divergentes, tal es el caso del PAN y PRD, quienes se unieron en 2015 y 2018.

Algunos grupos de poder trabajan para concretar alianzas en la elección 2021. Eso obliga la pregunta ¿Son espurias las alianzas «anti-Morena»?

Maurice Duverger en Los partidos políticos destaca la importancia de las alianzas cuando cohabitan fuerzas políticas altamente contrastadas, agrega que existen diferentes tipos de coaliciones o alianzas y que se dan preferentemente en donde existe el multipartidismo, como el caso de México.

Duverger señala que pueden ser electorales o gubernamentales, donde las primeras son para ganar el Poder Legislativo y las segundas para contender en el Poder Ejecutivo, en este tipo de alianzas los partidos moderados tienen más fuerza que los radicales.

Las alianzas tal como se encuentra la sociedad mexicana no son espurias, Tocqueville, citado por Norberto Bobbio en Liberalismo y democracia, destaca que el gran peligro para la democracia es «la tiranía de la mayoría».

En las democracias representativas se debe entender que se gobierna con inclusión de las minorías, de lo contrario se convierte en «tiranía de la mayoría», como ha sucedido en los recientes dos años con la 4T, donde sólo su verdad impera sin atender la conciliación o los consensos.

Ante esta realidad de un partido hegemónico, intolerante a la pluralidad política, negado a la negociación política (natural en cualquier democracia), absolutista en su concepción del Estado mexicano y sobre todo represivo de las libertades como las de pensamiento y expresión, incitador a que los suyos violenten a los diferentes; es necesario pensar en alianzas de los excluidos por parte de «la tiranía de la mayoría».

Pensar en una alianza electoral y/o de gobierno en la cual participen todos los antagónicos a la 4T no es espuria, por el contrario, es reconocer la fuerza electoral que posee el partido en gobierno y la necesidad de hacer un frente común para combatirlo.

No se trata de cuánto tiempo se gobierne, el asunto estriba en que se gobierna desde la exclusión y la hegemonía; en el año 2000 la izquierda y derecha sumaron esfuerzos para arrancar del gobierno al partido hegemónico, la razón es porque se reconocía que era imposible derrotarle en forma aislada.

Según las casas encuestadoras como Demoscopía Digital, Morena se llevaría en junio de 2021, entre 12 y 14 de las gubernaturas en juego, con ese escenario, pensar en una alianza de los partidos opositores para contrarrestar el poder del partido en el poder es congruente, posible, justificado y validado desde la teoría política.

Recordemos que ideológicamente el presidente legitima la alianza opositora, para él, todos los contrincantes son conservadores, fifís, metiendo en el mismo saco al PAN, PRI, PRD y MC, además de grupos de poder económico como Coparmex con su movimiento de «Sí por México», los radicales de Frenaa y otras instituciones de la sociedad civil.

Si para el presidente todos pasan por el mismo tamiz, nada tiene de ilegítimo que los iguales (a ojos de la 4T) se unan al tener un rival político en común, sobre todo, al saber de casos como NL, en donde las intenciones de voto se distribuyen similarmente en tres o cuatro fuerzas electorales.

Lo desigual, ideológicamente hablando entre los partidos, el presidente se encargó de allanarlo: ¡Si son vistos como iguales, que compitan unidos es comprensible!

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