El año 2020 se enmarca en la historia como el peor en décadas, todo por el bicho que inició a fines de 2019 en China y llegó a México a fines de febrero del 2020, para dispersarse en todo el país hasta colocarnos en la tercera nación con más muertes por el bicho.
Han existido pandemias, guerras, narcotráfico y más, pero en esta ocasión destruyó conjuntamente la salud física y emocional, economía, educación y amenaza la democracia.
Hace décadas, la economía era predominantemente agrícola y de autoconsumo, esto dañaba menos cadenas de producción, hoy la economía nacional e internacional están entrelazadas, dañar un eslabón afecta en línea un sinnúmero de actividades y en forma colateral otros tantos.
Tan engarzada la economía que hasta el narcotráfico tiene sus propias cadenas de producción y consumo, con lo cual, si desapareciera de un golpe, afectaría significativamente la economía nacional.
Muchos negocios cerraron cortinas para siempre porque ya no pudieron vender, no pudieron pagar proveedores, renta, servicios, nómina o simplemente no hay clientes que les compren, lo mismo pasa con el taquero afuera en una construcción que la armadora de automóviles, los bancos o las constructoras vivienderas.
Otros implementaron la peor primera estrategia posible, el despido de empleados, iniciando por los administrativos y siguiendo con los instrumentales o en producción.
Por cierre o despido, la cadena económica se rompe en uno de los eslabones, el taquero que ya no vende porque se paró la obra, no compra carne ni tortillas, sus proveedores entran en crisis, quienes a su vez ponen en crisis al banco que le financió créditos, o hipoteca, a sus empleados por despido o a los ganaderos a quienes compran menos cabezas.
Además de la economía, se dañó la salud, de la cual tenemos mediciones diarias, aunque incompletas. El gobierno de la 4T excluye datos, aun así son escalofriantes, entre el 11% y 12% de los contagiados se mueren.
La salud emocional cobra factura a los mexicanos, el confinamiento potencia el estrés, la angustia, ansiedad, ira y otras emociones negativas, imposible lidiar con ellas cuando además del miedo al contagio porque cada vez se acerca más el bicho a los círculos de convivencia, está la impotencia para allegar dinero a la familia.
Se perdió medio ciclo escolar 2019-2020, la pandemia agarró al sector educativo con los dedos en la puerta, mostró la fragilidad tecnológica, lo anacrónico de los procesos y programas educativos y la carencia en las familias para acceder a las nuevas tecnologías.
Los niños perdieron medio ciclo escolar en su vida, habrá quien diga que la educación es deficiente, pues con eso, la pandemia deja en peor condición la formación de los niños.
El 2021 se presenta como peor, el peor año de nuestras vidas quizá. Imaginemos que antes de terminar el 2020 se encuentra vacuna contra el bicho, felices a volver a «la normalidad»; sin embargo, para entonces la economía estará herida de muerte, la educación habrá perdido otro medio ciclo escolar o más y habrán muerto miles de mexicanos más.
En 2021 habrá menos empleos, menos impuestos, menos generación de riqueza, será económicamente peor que 2020; los alumnos habrán perdido un año de vida escolar, con todo y que las televisoras entran al rescate de la educación mexicana.
El 2021 será el peor año de la pandemia pues los tres pilares sociales de una nación estarán mermados: economía, educación y salud.
Falta saber si la democracia no sufre un revés ante la posibilidad de cancelar comicios.
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