El bicho trastocó al proceso educativo en el país, la autoridad debió implementar a «matacaballo» parches de educación a distancia, los maestros improvisarse como expertos en TIC´s, los padres de familia como maestros presenciales y los alumnos debieron aprender lo posible, no lo deseable.
Los chats de WhatsApp y grupos de Facebook se volvieron la solución primera, con los terribles resultados de que ninguno de los actores fue eficiente, claro, siempre hay las excepciones en las odiosas generalidades.
El ciclo escolar arrancará a mitad de agosto y será en forma virtual y a distancia hasta nuevo aviso, será una etapa remedial en su inicio.
El nombre remedial anticipa que hay deficiencias en el ciclo que terminó. La educación es una víctima más del bicho y nadie habla de eso, con todo y los bajos niveles educativos del país.
No se trata de culpar a la 4T de la deficiencia en el sistema, pues es histórica, cada gobierno encuentra su chivo expiatorio y en los últimos sexenios, el villano fue el docente ante la falta de autocrítica por la autoridad.
Si la economía se desplomó por el bicho, la educación sufre un colapso que puede perder a una generación y tardar hasta una década en recuperarse.
No es catastrofismo, la educación en México es de alta deficiencia conforme a estándares mundiales; el bicho terminó por levantar las enaguas al sistema, exhibiendo sus corrompidas intimidades.
No se requiere ser agorero para anticipar el desastre académico que depara el ciclo escolar 2020-2021 en la historia de la educación en el país, empecemos en análisis.
La autoridad no tiene capacidad para resolver la falta de cobertura en los servicios educativos, al menos el 15% de mexicanos en zonas rurales y otro 5% o 10% de zonas marginadas urbanas están excluidas de la educación a distancia o la virtual, no cuentan con televisor o Internet.
Lo anterior no es exageración, en Nuevo León, entidad de vanguardia en desarrollo de infraestructura y tecnológico; tiene, a 30 kilómetros o menos, zonas sin energía eléctrica o sin acceso a Internet.
Entre los mexicanos quienes sí pueden acceder a un televisor o internet, encontramos que un alto porcentaje no cuenta con la tecnología suficiente para que sea una herramienta educativa.
Según el Inegi, en su sitio https://bit.ly/3f6OZsa; el 44.3% de los hogares en el país cuentan con computadora y el 56.4% tienen conexión a Internet. Agrega que del 44.3% hogares que tienen computadora, sólo el 44.6% la usan como herramienta escolar.
Trascribiendo las estadísticas, si en México hay 130 millones de habitantes en número grueso; existen 72 millones de personas quienes no tienen computadora en su hogar y de esos, sólo 32 millones la utilizan como herramienta escolar, tenemos casi 100 millones de mexicanos quienes no cuentan con las TIC como herramienta didáctica, para ellos o sus hijos.
La educación virtual está destinada a ser elitista, a marginar más a los marginados, a exacerbar la exclusión de los paupérrimos.
Falta que los padres de los agraciados con tecnología, puedan, sepan y quieran aportar a la educación de sus hijos.
Agregue que los planes y programas de estudio son farragosos, anacrónicos, poco prácticos para la sociedad del Siglo XXI.
Ahora pensemos en los docentes, este punto y los contenidos educativos merecen un análisis particular y lo haremos pues hay las dos caras de la moneda en el perfil profesional de los profes.
Los augurios son poco halagüeños, podemos perder una generación de educandos a causa del bicho.
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