Dos años de la 4T

8 julio, 2020 | publicado por:staff

El presidente y su gobierno, fieles al estilo de utilizar los simbolismos de la historia en su discurso, celebran el aniversario de la elección del 2018 donde gana la presidencia del país y se consolida como partido hegemónico.

El discurso presidencial, como todo discurso oficial de cualquier gobierno, está plagado, infestado de autoelogios; como siempre, la 4T ve un México maravilloso que sólo los cercanos al círculo del poder ven y al cual, se nos niega al resto de los mexicanos.

Como su única bandera en estos casi 2 años ha sido la honestidad gubernamental, AMLO dijo: «No se permite la corrupción y se redujo en 95 por ciento el robo de combustibles». Esa es la realidad que sólo ven en la 4T y sus radicales fanáticos.

La corrupción está vigente y existe en el gobierno federal, quizá no en el entorno del mandatario, pero sí entre sus colaboradores. Para muestra Irma Eréndira Sandoval, titular de la Función Pública quien tiene una riqueza inexplicable y de la cual no se le exigen cuentas.

Zoé Robledo fue descubierto pagando respiradores a sobrecosto para los contagiados de Covid-19 y no mereció ni reprimenda por parte del mandatario o la responsable de la Función Pública.

Ana Gabriela Guevara, señalada por malversación de los recursos públicos y tampoco nada.

Es un gobierno que no tiene capacidad para ver la viga en el ojo propio y sólo ve la paja en el ojo ajeno.

Decir que «no se permite la corrupción» y se redujo el guachicoleo es un insulto a la inteligencia de los mexicanos. Hay corrupción y del guachicol no sabemos si ya no hay robo, si se abrieron los ductos, se compraron las pipas o hay algún vendedor de gasolina robada en la cárcel, todo se reduce a discursos maniqueos.

Los radicales fanáticos responderán a este opinador diciendo que en el pasado también robaban y hasta peor, escribirán al mail o redes con insultos y memes de Peña y Calderón; vaya, mejor juntos exijamos a este gobierno transparencia, honestidad y honorabilidad para hablar con la verdad, que a los otros los «botamos» el uno de julio del 2018 y se da la confianza a AMLO.

Quiero un México donde veamos al frente, hacia adelante, donde seamos progresistas como mal se definen algunos radicales fanáticos, sí quiero un país de progresistas, para ello debemos ver hacia adelante, al futuro; que la autoridad encarcele a los funcionarios corruptos de Fox, Calderón, Peña y los actuales.

Agrega en su mensaje el presidente: «Ya comenzamos la construcción de 922 kilómetros de vías férreas para el Tren Maya». Ojalá esa obra detone la economía de las zonas marginales y paupérrimas del sureste mexicano.

Que se construya el tren que se ofreció, no la caricatura de locomotora revolucionaria con la cual se hizo el banderazo oficial. Un tren rápido, del combustible que sea, pero rápido, sustentable y sostenible, que respete al máximo el entorno. Un tren que lleve progreso, desarrollo económico y mejor calidad de vida a los mexicanos de la región, no la parodia anunciada.

Junto al país que describe la 4T; desearíamos escuchar que se respeta la libertad de pensamiento y de expresión. Que los periodistas no somos atacados por la prole amlofílica y el mismo mandatario sólo por disentir con su mundo maravilloso.

Algunos soñamos con un mandatario estadista, quien no aniquile la democracia a cada paso, alguien que gobierne desde la mayoría con inclusión a las minorías, que respete el federalismo y las libertades, pero bueno, informó la 4T a sus 20 o 25 millones de fanáticos, al resto, que nos lleve el pingo.

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