El amanecer del 1 de julio del año 2010, hace 5 años, la vida de los Regios cambió, descubrimos lo frágiles que somos ante los caprichos de la naturaleza. El huracán Alex transformó el urbanismo, las condiciones de vida y hasta el patrimonio de miles, quizá millones de nuevoleoneses.
Aquella noche trabajaba en el cierre de edición en el periódico El Regio donde era Director Editorial; a eso de las 2:00 de la mañana me trasladaba al domicilio en el sur de la ciudad metropolitana de Monterrey, estando la redacción en el centro poniente de la ciudad me enfrentaba tener que cruzar el Santa Catarina en alguno de sus puentes.
Tenía en mi memoria el huracán Gilberto y cómo aquél día en la imprudencia de la juventud, junto a otros amigos cruzamos el puente Félix U. Gómez cuando el agua ya topaba en la parte superior del puente.
Ahora había quien me esperaba en casa, gracias a la telefonía móvil estaba en permanente comunicación. La preocupación era bidireccional. Me angustiaba la soledad de un hogar cuando el cielo se derramaba en nuestra ciudad, me tranquilizaba saber que el domicilio está en una zona donde no hay riesgos por inundaciones. Por su parte, del otro lado, la preocupación se centraba en que yo seguía en la calle, intentando llegar al hogar.
Llego al cruce del puente Pino Suárez y me informan la imposibilidad de cruzar esos cuantos metros que parecen kilómetros en esta situación. Me informan que tal vez en el puente Gonzalitos o seguro en el Atirantando podría cruzar, que allá sí había cruces de vehículos. Lo intenté, traslado inútil, cerrados los puentes.
A la tensión climatológica se incrementaba que en NL padecíamos la peor crisis de violencia e inseguridad.
Finalmente llego al puente Félix U. Gómez, ahí equipos de protección civil, cruz roja, seguridad pública y hasta tránsito resguardaban que los imprudentes no arriesgáramos la integridad. Me identifico como periodista y explican que aunque faltaban como 50 a 60 centímetros para que el agua del río Santa Catarina alcanzara la parte superior del puente, resultaba peligroso intentar cruzarlo.
Acompañé a los cuerpos de seguridad y auxilio junto a otros periodistas, llevaba casi una hora y nada, ni para atrás ni hacia adelante, varado frente al Santa Catarina.
De pronto se alistan los cuerpos de seguridad y de auxilio, cruzarían, tenían información que había «estabilidad» en el cauce y que debían atravesar el puente Félix U. Gómez para atender una crisis. Reconozco que hice uso de «la clave 20», aceptaron que pasara tras la ambulancia bajo mi riesgo personal; adelante de ella una patrulla y tras de mi otra.
Fueron minutos intensos, eternos; los encharcamientos que se hacían en el puente salpicaban sobre «la roja» mi pequeña camioneta que parecía cortar velocidad en cada charco. Logré la meta, crucé, ya en tierra firme y segura me orillé unos segundos, volteé, el río seguía igual, mi corazón se normalizaba. Unos minutos después llego al hogar, a dar un baño y preparar «la nota», pocos periodistas tendrían la oportunidad de un servidor de vivir el Santa Catarina cara a cara durante el paso de El Alex.
Por la mañana el reto era cruzar el río Santa Catarina, se temía hubieran daños en las estructuras de los puentes que lo atraviesan. Logré fotos y videos exclusivos del río atemorizante. Los días siguieron, logré notas exclusivas de cómo las esculturas del plan del río estaban con su raíces expuestas, cómo la ciclo pista estrenada meses atrás era historia y escombro. La Virgen del río había desaparecido.
Los carriles adjuntos al río en las avenidas Constitución y Morones Prieto eran trampas que desembocaban en el plan del río. Un puente elevado que llegaba a Morones Prieto se derrumbó. El caos vial era enorme. El miedo colectivo reflejado en el silencio estaba presente.
Nos recuperamos, nace el par vial «pa´allá y pa´acá», contrario a lo de siempre, los daños mayores estaban en las colonias pudientes enclavadas en los cerros. Sectores exclusivos de San Pedro, el Contry en Guadalupe y Cumbres en Monterrey eran zona de guerra, casas, carros, menaje y más eran cosa del pasado. Las otrora cocheras en sectores exclusivos eran bodegas de deslave del cerro.
Han transcurrido 5 años, el Alex es parte de la historia presente de los Regios que lo vivimos, lo superamos, vencimos su destrucción y hoy recordamos que la historia de quienes vivimos en esta ciudad cambió para siempre. Una era la ciudad pujante de Monterrey antes del 1 de julio del 2010, antes del huracán Alex y otra la ciudad después de este meteoro que perdió la batalla contra las montañas de nuestra casa, la ciudad de las montañas.
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