Ser gobernante del pueblo en el que se nace es un orgullo; para hacerlo se necesitan una de dos cosas: ser hijo del rey, emperador, sultán o monarca de un gobierno monárquico –siempre y cuando seas sucesor al trono- o nacer en una democracia y escalar en el liderazgo político.
Lo primero no aplica en México, lo segundo, permite que cualquiera aspire a hacerlo, claro, contando con las condiciones y circunstancias necesarias.
Andrés Manuel López Obrador es un caso de éxito, ejemplo de esfuerzo, tenacidad, de quien viene de la cultura de lucha por un sueño e ideal, estudia en la escuela pública, bueno, en su caso, está inscrito en la UNAM, ya estudiar, no sé, haber tardado tantos años en su licenciatura, pone en duda su dedicación, más no su capacidad.
Gobernar en una democracia es un arte; requiere sensibilidad, «olfato político», sentido de integración, cuero duro frente a los rivales políticos, entender que no siempre se hará lo que se quiere para hacer lo que se debe, conocimientos jurídicos, habilidades de liderazgo, capacidad para el trabajo en equipo, temple, firmeza de decisiones, algo de sabiduría, saber de tiempos políticos y una gran dosis aptitudes para las relaciones públicas, los acuerdos con iguales y diferentes y las negociaciones de ganar-ganar.
No son pocas las cualidades y aptitudes que debe poseer quien aspire a gobernar, el presidente López Obrador posee muchas de ellas, pero, adolece de una o dos y esas son suficientes para desvirtuar sus aptitudes para gobernar en una democracia.
Muchos quienes votaron por él, lo hicieron por su identidad ideológico-política con la izquierda, algo así como 20 a 22 millones de los 33 quienes lo apoyaron en julio del 2018.
El resto lo hicieron porque estaban hartos de los malos gobiernos del PAN y el PRI, otros más por la aspiración a un cambio de régimen en donde los ricos se enriquecen mucho, los pobres empobrecen mucho y los clase medieros se soban el lomo, pero se lo soban mucho para tener una forma de vida medianera.
AMLO no resultó ser el adecuado para algunos de los 11 o 13 millones de mexicanos quienes votaron por él y hoy no se identifican con sus políticas públicas, tampoco para los otros 28 a 30 millones quienes no votaron por él, ni para los más de 20 millones de electores quienes ni votaron y muchos del resto quienes no tuvieron derecho a votar en 2018.
Gobernar en democracia en el siglo XXI, implica entender lo que Norberto Bobbio define como el consenso dentro del disenso, o lo que Sartori denomina el gobierno de las mayorías con la inclusión de las minorías.
Las democracias modernas no son el imperio de las mayorías, las democracias modernas son la suma de decisiones en beneficio de todos, mayorías y minorías.
Veamos, si la decisión del gobernante implica 10 cosas, debe ceder 3 o 4 y aplicar las 6 más representativas, pero obtener el apoyo de las minorías al entregarle las 3 o 4 decisiones que cede.
Gobernar en democracia significa acompañamiento, sumar, conciliar, conceder, aportar, integrar, gobernar con mayorías e inclusión de las minorías y otras similitudes más.
AMLO gobierna como en monarquía, sus decisiones las avalan las mayorías ideológicamente identificadas, en beneficio de éstas, con exclusión de las minorías ideológicamente antagónicas.
Así no se puede gobernar en el siglo XXI, aunque lo hayan hecho Agustín de Iturbide, Antonio López de Santa Ana, Benito Juárez, Porfirio Díaz, el PRI el mayor trecho del siglo XX, el PAN de Fox y ahora AMLO con su Morena y afines de izquierda radical.
Se excluyen del lópezobradorismo los mexicanos de la izquierda moderada, los del centro, los del centro derecha y los de derecha.
Agregue a los excluidos: la prensa, académicos y empresarios quienes simpatizando o no con la izquierda más dura; discrepan, critican, disienten o se atreven a cuestionar alguna decisión del presidente y su gabinete.
De inmediato, estos se agregan a la lista de los indeseables, hayan o no apoyado la llegada del mandatario al poder.
No se gobierna en democracia desde la exclusión, la democracia demanda la inclusión de los diferentes en el proyecto de nación.
Hoy México necesita un mandatario democrático quien gobierne desde la democracia.
AMLO no representa al pueblo con su forma de gobernar, representa a una parte del mismo, la primera minoría, no la mayoría pues la mayoría hoy están excluidos, las encuestas lo reflejan.
Centro de Estudio Políticos y de Historia Presente | Todos los Derechos Reservados 2024 | Aviso de Privacidad | Designed by: bioxnet