Hanna, la cereza en el pastel

30 julio, 2020 | publicado por:staff

El fenómeno climatológico pluvial llamado Hanna puede convertirse en el punto de quiebre en la relación Federación-entidades, en el empujoncito para elevar el enojo de los norestenses con el gobierno de la 4T, como decía mi abuela Juana: la cereza en el pastel.

Evito llamarle huracán, tormenta tropical, depresión o como le llamen, porque de un minuto a otro cambia su categoría y los puritanos del tema se lanzan a la yugular desacreditando todo el análisis por una mala interpretación del montón de agua que cayó entre sábado, domingo y el amanecer del lunes 27 de julio.

Los guerreros naturales que circundan Monterrey vuelven a vencer otro fenómeno pluvial. Lo hicieron en 1988 cuando el Gilberto arribó por aquellos días 16 o 17 de septiembre, de nuevo en julio 1 y 2 de 2010 cuando Alex se vació en las montañas, ahora sucede con Hanna.

No significa que no haya otros fenómenos climatológicos, sólo se trata de enmarcar los más relevantes y que concluyeron su existencia en las montañas nuevoleonesas.

Hanna vuelve a demostrar lo que sucede cuando alteramos las zonas de bajada de agua, los cauces de derramaderos, acequias, arroyos y ríos. Lamentablemente no entendemos, ni la autoridad que da permisos para demoler cerros, los constructores quienes anteponen su utilidad o las familias quienes compramos sin prever que adquirimos una potencial bomba de tiempo, bueno, de agua.

Ayer mismo empezó el recuento de daños, se sabe que San Nicolás, Santa Catarina, Escobedo, Apodaca, Villaldama y Los Herreras, entre otros municipios nuevoleoneses, son los espacios con mayor daño, todos excepto Villaldama y Los Herreras son metropolitanos, todos coinciden en que la mancha urbana ha agotado los espacios de absorción del agua.

El reto es ahora la reconstrucción. Encontrar los recursos requeridos para restaurar calles y avenidas donde los municipios no tienen capacidad para enfrentar los costos.

Muchos recursos federales, estatales y municipales se destinaron a atender la crisis provocada por el bicho, el Covid-19. La preocupación por la pandemia llevó a gastos no previstos en instrumentales como respiradores, camillas, tanques de oxígeno, pruebas de contagio y mucho más.

Proyectos de infraestructura como la presa de Montemorelos, el penal y el Metro, entre otros, quedaron en segundo término; el estado no tiene para cubrir sus costos y doña Fede dijo que no manda la lana.

¿Qué va a pasar con los recursos necesarios para enfrentar los destrozos provocados por Hanna?

El Fonden es una bolsa para todos los desastres, lo mismo los terremotos en Oaxaca que las inundaciones de Nuevo León, entre otras catástrofes naturales. Es limitada, acotada, disminuida en este año por la 4T y ya gastada. ¿Quedarán recursos suficientes para reconstruir Matamoros, Reynosa y el área metropolitana de Monterrey?, creo igual que usted, amable lector.

No quiero parecer «amarra navajas», pero este problema de los recursos puede ser la cereza en el pastel que esperaban los «gobers» como Cabeza de Vaca y Jaime Rodríguez para demandar recursos a la 4T y exhibirle como quien abandona a la gente de estos estados al no mandar recursos.

Es probable que el dinero llegue retrasado o no llegue, con esto se fortalecen los regionalismos separatistas y se desgasta el gobierno central; la consecuencia es que las preferencias del partido hegemónico oficialista pueden caer en el noreste de México.

Claro, siempre existe la posibilidad de que la 4T lea el mismo script y decida solventar los costos de la reconstrucción con lo cual hunde a la oposición y asegura Nuevo León.

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