El 15 de septiembre, el presidente López Obrador dio un grito muy republicano al cual agregó de su cosecha, reivindicar a los pueblos originarios y a la Gran Fraternidad Universal (GFU).
Para el día siguiente surgieron todo tipo de críticas por parte de los amlofóbicos contra su Grito, en contraparte los amlofílicos elogiaron lo mismo que fue criticado.
Entre las críticas estuvo que fue el único personaje en el balcón de Palacio Nacional al momento del Grito, cuando antaño se compartía con otros personajes de los poderes de la unión y representación militar.
Para este opinador eso fue un acto republicano. Quien grita es el Presidente, la soledad del balcón refleja una austeridad política donde no requiere el mandatario estar cubierto durante el acto solemne.
Otros criticaron a Beatriz Gutiérrez. Lo cuestionable deben ser las dos alusiones: la relativa a los pueblos originarios y la dedicada a la GFU, ninguna viene a cuentas en el evento.
La Conquista y la Colonia fue contra las culturas prehispánicas, la Independencia fue un acto de criollos, mestizos, indios y otras mezclas de razas; es un exceso innecesario la reivindicación a un sector de la población la cual no refleja la cultura de todo el país.
El mayor bullicio lo causó la mención de la GFU, la cual fue acompañada por imágenes donde el pejesidente y su esposa mandan abrazos tal cual lo hacen en sus trabajos los masones. Expresiones muy de políticos, diría este opinador.
Se equivocan los conspiracionistas, si buscan ruido en el mensaje y signos cifrados en el saludo, que escarben en la GFU, organización fundada en tierras bolivarianas, asentada en Venezuela y con oficinas en diversas ciudades de nuestro país, incluido Monterrey.
La estrategia es desgastar la figura presidencial, para ello, nada mejor que utilizar las técnicas de las teorías del rumor. Nada más útil para endulzar la teoría antigubernamental que una conspiración donde los masones son artífices.
Además de los memes, poco efectivos como estrategia de comunicación política en apreciación de este opinador. Lo que más veces circuló en los chat fue el audio de un supuesto guanajuatense quien advierte del interés por adueñarse del país por parte de los masones.
Los masones son una organización internacional, surgida en 1717, donde sus valores primordiales son la Libertad, Igualdad y Fraternidad; fraternidad que se refleja en la ayuda entre hermanos –así se hacen llamar entre ellos los masones. Ayuda que va desde dar una mano al afligido, empleo al desempleado, una palabra de aliento al doliente y otras formas más de apoyo moral, social, económico y humanitario a los hermanos y –ojo– a los no hermanos también.
Así vemos a los masones metidos en todo tipo de asistencialismo, el ejemplo más elocuente es el hospital de los Shriners, institución paramasónica auspiciada en mucho, por recursos de los masones del mundo y donde se atienden a niños con quemaduras. De su altruismo puede dar cuenta la Fundación Michou Mau.
Del mismo modo, los masones están inmersos en la política nacional desde la fundación misma de la república, quizá poco antes. Gracias a la masonería universal llega Fray Servando Teresa de Mier acompañado del héroe insurgente Xavier Mina a reforzar la lucha en 1817.
Casualmente, en la conformación de las primeras logias masónicas había religiosos participando, lo cual evidencia el mito sobre sus ritos demoníacos.
La disputa entre la Iglesia Católica y la masonería data de las etapas conocidas como la reforma protestante y el renacimiento humanístico en los siglos XVI y XVII.
Existen quienes afirman que los masones son herederos de los templarios, perseguidos y acosados por el rey Felipe IV de Francia y el Papa Clemente V. El primero por adeudos con los templarios por motivo de las cruzadas, y el segundo, por la fuerza al interior de la iglesia que tenían los monjes.
El rumor esparcido es tan irrelevante que la Iglesia Católica no toma partido sobre lo expresado desde el anonimato.
Muestran desesperación los detractores del Presidente. La masonería es una institución internacional acreditada y como en todas, los hay honorables y otros no tanto; seguro en el entorno de usted, cohabita algún iniciado de la escuadra y el compás, alguien devastando la piedra bruta.
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