¿La Historia se repite?

7 julio, 2023 | publicado por:Óscar Tamez Rodríguez

La situación político-electoral que vive México no es inédita, la polarización que divide familias por los intereses de grupo es igual a la que causó guerra, destrucción, muerte y pérdida de territorio en la primera mitad del siglo XIX.

En el siglo XXI enfrentamos la polarización política. Muchos mexicanos no politizados se suman a uno de los bandos en la política nacional, se identifican con los pobres o con los “aspiracionistas”, cualquiera que sea su afinidad, terminan por despreciar al diferente ante los permanentes ataques planeados y excelentemente ejecutados en la estrategia desde el poder.

En 1821 al término de la lucha armada con España, gracias a la contrarrevolución de independencia implementada por Agustín de Iturbide, el país establece su régimen de Estado y la forma de gobierno a regir para las instituciones.

Iturbide convence y traiciona a la vez a los grupos en conflicto, lo mismo al virrey que lo nombra jefe de los ejércitos del sur, que a los conspiradores de La Profesa (religiosos, políticos, comerciantes y militares) y a los insurgentes representados por Vicente Guerrero, Guadalupe Victoria y Nicolás Bravo, entre otros.

Gracias a su cercanía y negociaciones al otorgar posiciones a los militares queda en control de las fuerzas armadas, frente a las armas nada por hacer por parte de los ricos, los clérigos y políticos. ¿Le recuerda a usted algo este párrafo?

Con el control del poder presenta su Plan de Iguala y el tratado de Córdova, en ambos asume que el naciente país será una monarquía absolutista la cual queda en poder de los borbones de España o en su persona si no viaja al nuevo continente un miembro de la casa real. Así termina coronado como Emperador pues esa es la categoría del jefe de Estado en la incipiente monarquía mexicana.

Esto unificó a los traicionados, algunos de los antiguos realistas e insurgentes se unen contra el absolutismo promovido por Iturbide. ¿Le recuerda a usted algo éste párrafo?

Una vez depuesto el tirano, los antiguos aliados se dividen, por un lado se van los realistas para promover una monarquía moderada o republicana y por el otro los liberales e insurgentes republicanos quienes defienden la democracia.

Para 1823 las disputas son intensas, el congreso constituyente se conforma principalmente por republicanos demócratas quienes debaten el tipo de república deseada: centralista o federalista.

En 1824 se inicia la República Mexicana y su primera constitución de la vida independiente, esto despierta la rivalidad por establecer la forma de gobierno de entre dos opciones: monarquía o democracia republicanas, comienzan las transformaciones constitucionales.

Las logias masónicas juegan un papel preponderante, los escoceses defienden la monarquía constitucionalista y los yorkinos impregnados del pensamiento norteamericano, la democracia presidencialista.

Conservadores (porque querían monarquía) y republicanos (porque querían democracia) se disputarán al país desde 1824 y hasta 1867 cuando muere Maximiliano de Habsburgo.

Por momentos gobernaron los monarquistas y en otros los republicanos, ambos liberales; lamentablemente hubo oportunistas y audaces que abusaron de las disputas fratricidas.

México parece vivir un momento como el de la primera mitad del siglo XIX, una confrontación fratricida. Sólo que hoy es entre igualitaristas y liberales, los primeros prosocialismo estatista y los segundos prolibertades económicas y sociales.

Si no surge una tercera vía conciliadora, quien gane tendrá un país dividido como el del siglo XIX.

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