La madrugada del 20 de mayo de 1920, a eso de las 3:30 de la madrugada, el general Rodolfo Herrero ejecutó con sus hombres el asesinato del presidente Venustiano Carranza, el último mandatario quien muere en el poder.
Herrero estaba bajo las órdenes del general Francisco Mariel Careta, hombre cercano a Venustiano Carranza.
En mayo se cumplen 100 años de su muerte, no fue víctima, es corresponsable por aferrarse al poder como lo hizo. Desde 1914 metió a los revolucionarios en una guerra fratricida.
En sus aportes destacan: en 1913 unir a los revolucionarios contra Victoriano Huerta y en 1917 la reforma constitucional a la de 1857.
Aunque el Congreso constituyente fue el primero de la era moderna en ser seleccionado a modo, los resultados no lo fueron para Carranza, La Constitución incluye en sus 136 artículos, postulados de los grupos revolucionarios, los científicos porfiristas y hasta de los liberales de 1857.
Si lo permiten, en la próxima entrega histórica analizamos los aportes en la Constitución de Carranza, centremos en los hechos del 20 y 21 de mayo de 1920.
Francisco L. Urquiza, general quien vivió los hechos, narra desde prisión en Asesinato de Carranza, cómo, el 18 de mayo en las afueras de Totomoxtla, Puebla, Carranza separa a los cadetes militares que acompañaban su custodia, para no exponerlos al destino por venir.
Escribe Urquiza que el 19 duermen en Coamachalco, de ahí salieron de madrugada, entre una montaña escarpada, entre copiosas lluvias, con hambre, sin ropa adecuada y caballos agotados, prosiguieron el día 20 hasta Patla, descansaron poco y al retirarse de esa ranchería se les une Herrero.
Herrero, líder militar de la región se había rendido al constitucionalismo ante el general Mariel, quien al verlo, le abrazo y acercó a Carranza, lo toma como guía; más tarde pasarían por La Unión, donde Mariel abandona el grupo para adelantarse a Villa Juárez o Xico, Puebla, para conocer la situación de la región, por ello, reafirma a Herrero como hombre leal y conocedor del terreno a quien encarga el resguardo del presidente.
A las 5:00 pm llegaron a Tlaxcalaltongo, Puebla, ranchería de 15 o 20 casuchas con piso de tierra y poco acogedoras, en «la mejor» acomodan a Carranza, junto a él duerme Manuel Aguirre Berlanga, Secretario de Gobernación y paisano del presidente a quien dijo al iniciar la balacera: «ya me rompieron la pierna». Ahí debió impactar el primero de cinco tiros que dieron blanco en el cuerpo del mandatario.
El ataque fue encabezado por Herrero con su gente, surgen dudas: ni un tiro alcanza a Aguirre, ¿entraron a la choza los atacantes, entonces cómo pudieron hablar Aguirre y Carranza?
Queda para el análisis el papel de Mariel en la conspiración, donde hay certeza es en el rol de los golpistas -el grupo Sonora-, Obregón, Calles, de la Huerta y en una escala inferior, el ejecutor de las órdenes Lázaro Cárdenas.
Al pretender imponer como candidato presidencial a Ignacio Bonilla, luego de que Pablo González perdiera la «bendición política» de Carranza; el grupo Sonora encabeza en el plan de Agua Prieta un golpe de Estado.
Se han revelado telegramas donde se muestra el complot del cual participa hasta el héroe de la 4T, damos cuenta de 2:
1. Plutarco Elías Calles envía un telegrama al teniente de caballería y jefe de la zona militar de Tuxpan, a donde correspondía Tlaxcalaltongo, Lázaro Cárdenas del Río: «El señor Presidente va hacia su zona. No debe salir de ella», según se lee en diversos sitios que reproducen este telegrama.
En consecuencia, Cárdenas envía otro telegrama a Herrero con el siguiente texto: «Lo saludo afectuosamente y le ordeno que inmediatamente organice a su gente y proceda desde luego a incorporarse a la comitiva del señor presidente Carranza; una vez incorporado, proceda a atacar a la propia comitiva, procurando que en el ataque que efectúe sobre esos contingentes, muera Carranza en la refriega, entendido que de antemano todo está arreglado con los altos jefes del movimiento y, por lo tanto, cuente ud. conmigo para posteriores cosas qué averiguar… como siempre me repito su atento amigo, compañero y SS…».
Carranza muere víctima del poder, del que no supo desprenderse y el mismo que buscaban quienes le sucedieron en la presidencia.
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