El 29 de junio de 1520 es considerada la fecha oficial para la muerte de Moctezuma II, el último emperador mexica que fue conquistador y quien pudo gobernar.
En abril de 1519 llega Hernán Cortés a tierras continentales y funda la ciudad de Veracruz, a partir de ese momento y hasta 1521 se vive en la zona mesoamericana del centro del actual México, la conquista española a las naciones de la región.
Centremos esta columna en el contexto de la última semana de junio de 1520, cuando se desenlaza el sitio de Tenochtitlan por los españoles y tlaxcaltecas, así como la muerte de Moctezuma II.
En mayo de 1520 se entera Cortés que Pánfilo Narváez había llegado con navíos y hombres a aprehenderlo por poblar y conquistar sin autorización de Diego de Velázquez, entonces gobernador de Cuba.
Bernal Díaz del Castillo narra cómo Cortés venció a Narváez y convence a sus hombres de sumarse a la campiña suya, incluso con tal habilidad que los divide para conquistar territorios del Pánuco y Coatzacoalcos; sin embargo, recibe a los 4 emisarios de Moctezuma II quienes llevan la queja por la conducta del llamado «sol» Pedro de Alvarado, un personaje sanguinario quien provoca la confrontación entre mexicas y españoles.
Cortés se compromete a acudir a México a poner orden, entra a Tenochtitlan el 24 de junio de 1520, el día de San Juan Bautista, las hostilidades eran incontenibles, para ese momento ya lideraba Cuitláhuac la que llamaremos, la resistencia mexica.
Al arribar a México, Moctezuma pide lo visite el español a lo cual responde al mensajero «¿Qué cumplimiento he de tener yo con un perro que se hacía secretamente con Narváez, y ahora veis que aun de comer no nos dan?», cita Díaz del Castillo. Señala el cronista de la conquista que Cortés hablaba muy «airado y descomedido».
En su momento, Narváez envió mensajes al emperador mexica respecto a que su interés era apresar a Cortés y llevarlo para que fuera castigado, con lo cual se llevaría a todos los españoles.
Sin duda, Moctezuma II quien ya se encontraba disgustado con Cortés, vio una oportunidad para librarse de él, según se infiere en el relato del Díaz del Castillo, pues ya había perdido el piso por causa del poder; cabe señalar que su euforia se apoyaba en los 1,300 soldados españoles -con los reclutados de Narváez-, 96 caballos y 2 mil tlaxcaltecas guerreros.
Descubre Cortés que Moctezuma II ya no se disciplinaría a su voluntad, por tal, no le era útil. Aunque el cronista y la carta de relación escrita por Cortés establecen que es muerto por su gente, disgustados por su actitud timorata le apedrean; «una en la cabeza, otra en un brazo y la tercera en una pierna», tal como relata Bernal Díaz, también es posible como señala el Códice de Ramírez que haya sido asesinado de cuchillada por Pedro de Alvarado.
Impuesto Cuitláhuac como emperador mexica, encabeza las honras fúnebres a su antecesor Moctezuma II por lo cual sus restos fueron incinerados, Cortés esperaba que la ira mexica se calmara, pero fue todo lo contrario.
Ante la fiereza de los guerreros mexicas, Cortés supo no podrían mantenerse por lo cual decide salir y huir; para ello consulta a su astrónomo o nigromante Botello, él le asegura que el momento oportuno era ese mismo día por la noche -30 de junio-, si lo hacían de día morirían todos, por la noche, morirían muchos, pero Cortés y otros se salvarían, así lo hicieron.
Partieron esa noche rumbo a Tlaxcala, la batalla fue cruenta y sangrienta, bajas a montones por ambos lados, el oro, la fuente de la ambición, queda la mayor parte en el camino y con ello, inicia la que sería la segunda etapa de la conquista de Tenochtitlan.
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