Morena empuja que se legisle y por consiguiente se realice la consulta popular sobre la revocación de mandato para el presidente de la república, saben que es la mejor opción para generar discursos triunfalistas.
Vivimos una democracia de cuarta generación para México, la de democracia participativa, continua, semidirecta o inclusiva, entre otros nombres que se le puede dar a la democracia representativa con mecanismos de participación ciudadana.
La revocación de mandato es una de estas herramientas de participación ciudadana, implica la pérdida de confianza del soberano «el pueblo constituido como asamblea» en su mandatario. Una forma de interpretar los artículos 39 a 41 de la Constitución mexicana.
El sistema político mexicano no contempla la reelección de mandatario en presidencia ni gubernaturas, en todos los demás cargos de elección popular sí lo hace; la revocación abre la puerta al debate respecto a la reelección de presidentes y gobernadores, algo terrible en la historia política de México.
La revocación, lejos de ser favorable para la democracia, es nociva en un país donde se gastan cientos de millones de pesos «apócrifos» en los tiempos electorales, donde está probado, existen metapoderes como la delincuencia organizada y el uso político de los programas sociales quienes imponen gobernantes.
Es dañina para la estabilidad del país porque es casi como poner a competir al presidente en su elección y en una intermedia a los tres años de gobierno, eso distrae y se corre el riesgo de dejar programas a medias.
La revocación de mandato no nos libera de pésimos gobernantes como en los pasados 4 o 5 sexenios, incluido el actual. Por el contrario, empeora las cosas con personajes como nuestro actual jefe del ejecutivo quien tiene poco respeto por las leyes e instituciones y no tendría empacho en violarlas si considera que un ejercicio como la revocación de mandato puede afectar su permanencia en el poder.
Los tiempos de mandato no son para pensar en revocación o reelección. Tres años es muy poco espacio para un gobierno federal pues todo momento sería electoral y tendríamos gobernantes como el actual, quienes descuidan su función por hacer campaña permanente, con las mañaneras o cualquier otra forma de promoción electoral.
La revocación de mandato en el caso del actual gobernante es una forma de legitimarse y hacer campaña electoral para su proyecto. En casi cualquier condición gana, aunque también puede haber mensajes de desilusión con Morena.
El mandatario gana porque es casi imposible juntar el 40% de los electores en una jornada como las de consulta. Apenas superamos el 51% en las pasadas elecciones y en condición normal no llegamos al 60%, pensar en el 40% de asistentes en las urnas durante una consulta, es utopía pura.
La no vinculación del resultado es un triunfo para la 4T, le daría discurso para asegurar que sí lo quieren, así como en la pasada consulta aseguramos que la ausencia es por desprecio a él.
También tiene a favor el posible triunfo en los resultados, vinculante o no puede declararse victorioso.
La única forma de derrota es que pierda en los resultados y vinculante o no, la oposición gane un discurso de deslegitimación hacia el mandatario, con lo cual se inicie la pre, pre, preelección 2024.
En poco abona la revocación a la democracia, en su caso es mejor una sanción administrativa pecuniaria para el gobernante quien al final de su mandato no cumpla sus promesas de campaña.
En caso de corrupción comprobada como en el actual sexenio, con aplicar la ley vigente es suficiente.
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