Las sociedades con alto desarrollo económico y tecnológico viven la migración causada por la pobreza de otras naciones o regiones en su mismo país, es el caso de ciudades como Monterrey, Chihuahua y Aguascalientes.
Esta migración trae consigo, la migración cultural, la convivencia de culturas, la de las comunidades receptoras y la propia de las personas migrantes, a este fenómeno se le puede definir como interculturalidad, multiculturalidad, pluralidad (pluriculturalidad) o transculturización, términos similares pero distintos en el fondo.
La interculturalidad en América surge con el arribo de Hernán Cortés a las costas de Veracruz, otros dirán que desde antes en la conquista del Caribe; se puede tomar como válido el debate, pero todo se reduce a la conquista española.
Los españoles fueron inmigrantes con cultura diferente a la mesoamericana, fue tal que se empeñaron en hacer notar las diferencias y terminan por imponer su cultura a las naciones prehispánicas.
Desde ese momento, las diferencias se distinguieron por establecer lo que significa estar “bien y lo que representa estar “mal” en términos de integración social.
De ese intercambio cultural (interculturalidad) surgen las visiones que las diferentes ideologías políticas ofrecen ante este problema, por un lado, la visión multicultural y por el otro la pluricultural.
Se entiende por multiculturalidad a la convivencia de diferentes culturas en una misma sociedad, respetando a cada una en sus prácticas y costumbres. Esto pareciera ideal, pues surge del libre respeto a toda creencia y costumbre, al derecho de todo individuo para profesar sus usos y costumbres ancestrales.
En el sitio de enfrente está la visión pluricultural, aquella que establece a una única cultura dentro de la sociedad y donde todos los individuos deben someterse a ella. Por supuesto existen las libertades y los derechos humanos.
La convivencia entre culturas diferentes trae consigo violaciones a los derechos humanos y en un extremo, anarquía.
El debate por el respeto a culturas minoritarias o de pueblos originarios entra en este debate mayor, sobre atender a la diversidad con visión multi o pluri cultural.
Las sociedades pluriculturales ofrecen mejores oportunidades económicas, sociales y de superación a las personas que se integran como migrantes a una sociedad mayor.
Tomemos el caso de los grupos de migrantes llegados a Monterrey desde otras entidades del país y en las caravanas de refugiados de Haití y Centroamérica.
Si los migrantes nacionales o extranjeros deciden no integrarse, mantendrán sus costumbres, eso puede parecer positivo, pero en muchos casos será excluyente, será factor de marginación para ellos.
La posibilidad de desarrollo para los migrantes está en la asimilación, aprender y hacer suya la cultura del sitio en donde se arraigan como migrantes; finalmente, es falso el discurso de culturas originales o auténticas. Hoy día todos los pueblos han recibido influencia de otras sociedades.
El ejemplo más sencillo es el uso del teléfono celular por parte de comunidades en pueblos originarios. Agreguemos el uso de jeans y muchos aspectos culturales más. ¿Entonces, por qué insistir en respetar las culturas originales?
A esta mezcla de culturas distintas se le llama transculturización, un fenómeno que se da natural y espontáneo en todo intercambio cultural.
Defender el multiculturalismo es negar la transculturización y excluir a los miembros de culturas minoritarias del beneficio de aquella cultura donde se integran.
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