Monterrey, NL, a 7 de julio del 17.
Muy distinguida doña Sofía,
Cómo pasa el tiempo cuando está uno inmerso en la cotidianeidad de la vida, seguro a Usted le ha pasado también que vemos los hechos en presente, como si hubieran acontecido ayer y cuando reflexionamos ya son historia, son pasado. Así me ocurre con el paso del huracán Alex por nuestras Regias tierras.
Permita le comparta la memoria que vino a mí al recordar día atrás, la presencia de este meteoro en nuestra comunidad y cómo afectó para el resto de nuestras vidas en lo relativo a las vialidades y la conducción de vehículos. Cómo hoy aunque vivimos sus consecuencias, ya pocos reflexionan que el Alex alteró nuestra historia.
Cumplimos el uno de julio, siete años que llegó el huracán Alex a Monterrey, muchos no lo recuerdan, otros ni siquiera manejaron auto antes que destrozara las calles principales de la metrópoli regia. Su herencia la vivimos diario en las márgenes del río Santa Catarina.
En junio del 2010, las notas eran sobre la saturación de autos en Monterrey, la falta de obras que resolvieran el conflicto vial, sobre todo en Constitución y Morones Prieto. Pero llegó Alex, terminó el debate, no había conflicto, ya no existían tramos de pavimento en las citadas avenidas.
El agua del río se bebió tramos de Constitución en el sentido de poniente a oriente y en Morones Prieto, los tramos de oriente a poniente; la solución primera, la de atención a la contingencia no era de mucho análisis, por Constitución van pa´ allá y por Morones pa´acá.
Doña Sofía, el Alex es historia, nuestras autoridades de los tres órdenes de gobierno prometieron no más inundaciones, abatir la saturación vial, puentes a prueba de huracanes, nunca más de rodillas por causa de un huracán o cualquier otra inclemencia por aguaceros, así nos quedamos con el par vial junto al río. Para el tiempo futuro nos trasladaríamos pa´ allá y pa´ acá.
Hoy estamos paralizados de nuevo, avenidas convertidas en estacionamientos, la receta al malestar de movilidad fracasó, Constitución tiene tramos bajo el nivel del río, un chubasco menor inunda la avenida, los puentes se cierran ante contingencias pluviales. Todo cambió para quedar igual o quizá para empeorar.
Podría ser una fecha memorable, ya fuera por el fenómeno natural que nos postró o por el recuerdo de la recia templanza norestense que nos puso de pie en la tragedia. Ni una ni otra, nadie recuerda aquellos tiempos antes del Alex, eso sí, seguimos padeciendo la asfixia vial.
Como puede apreciar querida doña Sofía, volvimos a ser presas de las tragedias aderezadas con lisonja y maniqueísmo. Bueno, el consuelo es que de tanto andar pa´ allá y pa´ acá se nos olvida que ya transcurrieron siete años que el Alex cambió nuestras vidas.
“Escribiendo la historia para el futuro”
Afectuosamente quedo a sus invaluables saberes.
Óscar Tamez Rodríguez
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