El Consejo General del INE aprobóen sesión, el presupuesto que pretenden gastar para el año electoral 2020-2021 a partir de septiembre; el monto es escandaloso, una cantidad que ofende en estos tiempos que vivimos.
La cifra solicitada es de 12 mil 493 millones 356 mil 325 pesos; incluso, leer la suma es complicado, es mucho más dinero que el asignado en otros rubros de vital importancia.
Con ese dinero se podrían comprar equipos de cómputo para miles de escolares quienes hoy no cuentan con una computadora para salvar su año escolar, quizáventiladores y otros equipos para enfermos del Covid-19.
Es tentador denunciar el gasto que se asigna a la democracia en México, la verdad es una burla el monto, sobre todo, cuando vemos los resultados que obtenemos los ciudadanos de las instituciones electorales y los partidos políticos.
El principal problema del recurso solicitado se centra en dos apartados: la opacidad en la ejecución de los mismos y la sensación de dinero tirado, pues ni la autoridad ni los competidores poseen autoridad moral.
Se gasta mucho dinero en la administración de las burocracias ciudadanas, entiéndase INE, Oples; Institutos Locales Electorales y los respectivos Tribunales Electorales en lo federal y local.
Por su parte, los partidos políticos no rinden cuentas por las sumas que reciben, ser dirigente de cualquier partido implica gozar de una cartera abierta para usos no comprobables.
Con todo esto, se debe exigir la transparencia de los recursos asignados, la disminución en el gasto electoral y la eficiencia presupuestaria; pero no aniquilar a la institución democrática que tenemos.
A pesar de lo negativo, el INE es mejor que elecciones controladas desde el poder ejecutivo, eso lo superamos desde 1994, volver a ello sería un retroceso.
Para desgracia de la democracia y quienes pensamos que se requieren instituciones sólidas, respetables, confiables; todo se pone a modo para el descrédito de los organismos democráticos.
El presupuesto se solicita conforme a una fórmula aprobada en el Congreso hace una o dos legislaturas atrás; es una fórmula leonina contra el ciudadano y que exhibe gastos superfluos en la autoridad ciudadana.
Es momento que los funcionarios del INE, entiéndase Lorenzo Córdoba, Benito Nacif y otros más, aporten a la reconstrucción de la percepción que se tiene de la dependencia.
Son tiempos de salvar la democracia, disminuir sueldos a cantidades que no ofendan a la maltrecha población que hoy padece las peores condiciones económicas en décadas; saber que tu familia no tiene ingresos y un funcionario gana cientos de miles al mes, molesta al más paciente.
Son tiempos de olvidar los bonos por sobre carga de trabajo ante la presencia de las elecciones, como acostumbra la autoridad electoral a auto designarse. Para eso se les paga, y se paga bien; tampoco se bajan el salario en tiempos no electorales, asíque ojalápiensen en eliminar esos bonos indignantes.
Fácil sería denostar a la autoridad electoral por la distribución y ejercicio opaco de los recursos, pero eso ayudaría a los propósitos de un gobierno interesado en ganar o arrebatar las próximas elecciones.
Hoy pensemos en México, en el valor de las instituciones democráticas y el peligro latente si se otorgan más argumentos a quienes consideran debe desaparecer el INE o peor aún, quieren tener el control de las elecciones en el país.
Es mucho dinero el que recibe el INE, pero es más la molestia si no hay compromiso de la autoridad electoral por brindarse a los mexicanos, los necesitamos con amor y vocación de servicio.
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