En México, la política exterior se basa en el respeto a la autodeterminación y la soberanía de los pueblos, en la no intervención y en apoyar refugiados o exiliados de naciones en convulsión, es el caso de españoles, argentinos, chilenos.
A través de los tiempos, el gobierno ha cuidado las formas para no tomar partido en los conflictos entre naciones y en su caso intervenir en favor de los derechos humanos.
Durante la Segunda Guerra Mundial la neutralidad mexicana permaneció hasta el momento en que se atentó contra la soberanía y se hundieron algunos buques en aguas nacionales.
La versión oficial señala que fueron las fuerzas del eje quienes atacaron, la versión extraoficial establece que fue EUA quien atacó con el fin de motivar al presidente para salir de la neutralidad y tomar partido en las acciones bélicas.
Así, el escuadrón 201 se incorporó a la flota aérea de los aliados y contra las fuerzas del eje, su paso fue efímero pero lo destacable es la actuación de México en el conflicto mundial.
Recientemente, en enero, el gobierno refrendó el respeto a la autodeterminación y la soberanía de los pueblos en el caso de la toma de protesta del presidente Daniel Ortega en Nicaragua, su cuarto mandato presidencial y empañado por la falta de democracia y la presencia de un régimen autoritario.
En otro momento cuestionó los bloqueos norteamericanos a Cuba y las sanciones a Venezuela. Es decir, ante situaciones que podrían entenderse como similares en materia de política exterior y con relación a la autodeterminación de los pueblos, el gobierno federal ha tomado posiciones diferentes.
Durante la semana por terminar, el Partido del Trabajo (PT) anuncia, presume y realiza una reunión con el diplomático de Rusia en apoyo a esa nación. El hecho por sí solo es aberrante, pone en riesgo la política exterior mexicana, rompe con la neutralidad de nuestra diplomacia y es contraria a los derechos humanos internacionales.
Que un partido político apoye abiertamente la política militar de invasión y guerra de una nación sobre otra, atenta contra los postulados de la política exterior mexicana, si ese partido, como en el caso del PT, es filial, aliado, afín o subordinado al gobierno federal, el mensaje se agrava.
Para nada es secreto que el PT es ideológicamente de izquierda socialista radical, de ideología igualitaria y cercano al pensamiento soviético de la mitad del Siglo XX, basta ver en su logotipo con emblemas de la extinta unión soviética.
La acción del partido es retadora, rompe con los derechos humanos internacionales y es políticamente incorrecta, manifestar el apoyo abierto a una nación invasora, y con propósitos de conquista y exterminio a otra nación habla muy mal de la ideología y valores del partido en cuestión.
Agreguemos que por ser cercano al actual gobierno federal, sus actos se asumen como validados por el gobierno y sus representantes.
En síntesis, el gobierno de la 4T es abiertamente prosocialista, afín ideológicamente al socialismo basado en dictaduras de Estado y no a la socialdemocracia de otras naciones de izquierda.
El PT no engaña al exhibirse como socialista con afinidad rusa, lo lamentable es que México, siendo una nación democrática, respetuosa de los pueblos, promotora de los derechos humanos internacionales y defensora, en otro momento, de las víctimas de dictaduras, hoy se asuma abiertamente como afín a un totalitarismo militar.
¿Es momento de expresarle al gobierno el repudio a su política exterior y a la visión del Estado mexicano la cual, lejos de ser de izquierda es de radicalismos autoritarios?, ¿Revocación?
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