Por la libre

3 noviembre, 2021 | publicado por:Óscar Tamez Rodríguez

Ricardo Monreal abrió franca confrontación con su líder político, es evidente el distanciamiento del senador con la 4T. Su incipiente promoción rumbo a la candidatura presidencial 2024 puede ser factor de desestabilización al interior de Morena.

Es evidente que existen grupos inconformes en Morena luego de las elecciones de 2021, muchos suspirantes a un cargo de elección popular quedaron con la carabina al hombro, otros más sintieron que no les apoyaron lo suficiente en su intento de reelección.

En el caso de Nuevo León, la debacle Morena fue estrepitosa, como siempre sucede los candidatos buscan culpable ajeno, en esa catarsis comprendieron que las actitudes del jefe político del partido provocaron parte de esa crisis electoral.

Son más los morenistas quienes pueden estar resentidos con el liderazgo político que aquellos satisfechos, eso lo sabe Monreal, quien abiertamente se confronta y disiente con el mandatario.

El zacatecano entiende que no tiene otra oportunidad, el reloj biológico no da para seis años más, se sabe excluido del tablero por el mandamás y decide no volver a someterse tal cual lo hiciera en 2018 cuando aceptó disciplinarse y ceder el sitio de la gubernatura en la CDMX y aceptar la coordinación del Senado, sólo que de ahí lo quitó su jefe y amigo.

Convoca al orgullo regional, a la identidad de los mexicanos del norte de México, justo donde hay mayor inconformidad con la 4T y sus liderazgos. Monreal sabe que entre los electores del norte puede promover un frente que dé la batalla a la o el candidato de Morena en 2024.

Tiene claridad que no llegará por Morena a la candidatura presidencial, los mensajes velados y explícitos en su contra son muchos. Le queda la disidencia, la desobediencia al líder.

Se asume un retador por la libre contra Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum, aunque se reconoce perdido, su estrategia busca aglutinar a esos resentidos con Morena y a algunos otros que están como satélites en los partidos de oposición.

Su jugada es de ganar todo o perder todo, no está tendiendo una malla de salvación. Sabe que en una efímera, pero muy lejana posibilidad, pudiera ganar la candidatura oficialista en 2024; pero también construye en paralelo una potencial candidatura por partidos aliados a la 4T como lo es el verde o, en el último de los casos, ser candidato de su otrora partido, el PRI y, por qué no, de una coalición opositora.

Su mensaje de ser el candidato del norte de México lleva mucho transfondo. Conoce la forma de pensar en los norteños y el enojo por la desatención de la 4T.

Monreal no es novato, con su estrategia de todo o nada tiene más posibilidades de ganar que por perder. Primero, alcanzar la añorada candidatura, segundo, ser el representante de una coalición opositora, tercero, ser candidato de una minoría quien reste suficientes votos a Morena como para que pierda la elección en 2024.

Para el zacatecano no es su primera ocasión por la libre, lo hizo en 1998 cuando triunfa en la gubernatura de Zacatecas, derrotando al PRI y su candidato, alzándose como el primer gobernador de izquierda en el país.

Lo repitió al salir del PRD y formar parte de la fracción legislativa del PT, para más delante sumarse a Morena, aún antes que el partido tuviera sus legisladores por elección.

Lanzó su advertencia, su peso político en el Senado aún es determinante para que salgan o se detengan las reformas constitucionales de la 4T, si juega con astucia puede ser el fiel de la balanza en el Poder Legislativo federal y en las próximas elecciones de 2024.

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