¿Por qué silenciar al presidente?

15 enero, 2021 | publicado por:Óscar Tamez Rodríguez

En el año 2006 la expresión que contribuyó a hundir la campaña del entonces candidato López Obrador fue ¡Cállate chachalaca!, frase usada contra Vicente Fox cuyo abuso en su posición, emprendió una campaña mediática para denostar al candidato de las izquierdas.

El resultado fue que el uso tendencioso de la expresión restó simpatizantes a López quien, sí fue visto por un pequeño sector de sus simpatizantes como un peligro, sin esos puntos, pierde la elección por menos de un punto porcentual, la elección más reñida.

El entonces Tribunal federal electoral (Trife) en un documento con más de 300 fojas, con su respuesta de apenas 2 o 3 párrafos determina que las campañas sucias pagadas en medios, emprendidas por el Consejo Coordinador Empresarial y por Fox sí afectaron el resultado de la elección.

Lo dijeron años después cuando Felipe Calderón ya era presidente constitucional y se habían enfriado los ánimos, además con algo de respuesta truculenta no establecen en cuánto porcentaje de votos pudo haber afectado la intromisión ilegítima e ilegal.

Al no haber sanciones en el entonces Cofipe, todo quedó en llamado a misa. El resultado del ¡Cállate chachalaca!, es la reforma constitucional del 2007 donde se establece el voto por voto y la adhesión al 134 constitucional donde prohíbe la promoción de gobernantes, además del impedimento para comprar tiempo aire en radio o televisión para promover a favor o en contra a algún partido político o candidato.

El triunfo de esa reforma es de López Obrador, a gritos y sombrerazos; con más pifias que aciertos ha aplicado la legislación electoral surgida desde aquél ¡Cállate chachalaca!

Luego de 14 años de la reforma y 15 donde el actual presidente López Obrador fue víctima del abuso por parte del panista Fox y de leyes endebles, tiene el reto de ser el demócrata que exigió en aquellos años; demostrar que se puede, o terminar siendo lo mismo que despreció.

El mandatario sabe que su presencia en las mañaneras, donde ya es un escenario montado para que hable de lo que él quiere posicionar y evada lo que le molesta, se ha vuelto la mejor plataforma para la promoción de su imagen, la de su gobierno y su partido: Morena.

Desde esa tribuna exige que se respete su libertad de expresión, se equivocan quienes lo asesoran, la garantía a la libertad de expresión nace para proteger a quienes publican en medios y no ser perseguidos por la autoridad, él es autoridad.

Siendo amplios en la interpretación jurídica, aplica la libertad de pensamiento, pero tampoco es el caso, pues protege más al poder legislativo contra la persecución del ejecutivo.

Se requiere que el presidente López Obrador recuerde lo que padeció el candidato López Obrador en 2006; que no se convierta en lo mismo que despreció y tanto daño le hizo a la democracia mexicana.

Demandamos un gobierno democrático, dispuesto a aceptar las reglas que en su momento, gracias a él, se crearon para blindar a la democracia de autoritarios dispuestos a manchar las elecciones.

Debo decir: GRACIAS. Gracias Andrés Manuel López Obrador, porque de tu lucha surgieron leyes que disminuyen la intromisión de los gobiernos en las elecciones, gracias porque tu lucha logró que nadie pueda pagar publicidad para dañar a sus opositores, gracias porque le pusiste mordaza a los gobiernos antidemocráticos.

Es tiempo de mesura, entender que los gobernantes no deben entrometerse en las contiendas electorales.

Ojalá el presidente López Obrador sea más cercano al candidato López Obrador de 2006 y se aleje de Fox, a ese que tuvo que gritarle. ¡Cállate chachalaca!

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