Pueblos indígenas y afroamericanos

13 febrero, 2024 | publicado por:Óscar Tamez Rodríguez

Entre las reformas que propone el gobierno se encuentra la dedicada a los pueblos indígenas a quienes no les propone progreso sino el mismo atraso de siempre.

Las iniciativas constitucionales representan el programa político-electoral de la candidata presidencial y los candidatos al congreso por la 4T; es el plan “D” o “E” para garantizar mayoría de diputados y senadores.

Violan la equidad democrática, la Constitución, la legalidad y mil cosas más. Vivimos un autoritarismo donde la ley se aplica como discrecionalmente.

La reforma titulada “Pueblos indígenas y afroamericanos” es contraria a los pueblos originarios, es marginal para ellos, excluyente, una visión más de «los blancos» sobre los diferentes.

“Indígenas” es un término rebasado desde hace tiempo cuando se cambió por pueblos originarios. Utilizar ese concepto es despectivo, una aplicación desde la visión del español colonialista, el hacendado, el terrateniente; al menos eso deberían contestar los defensores del indigenismo que en otros momentos se desgarran las vestiduras por no llamarles pueblos originarios.

Es populista la iniciativa. Los descendientes de raza afra, es decir los afroamericanos, no son “los habitantes más antiguos” como expresa la iniciativa obtenida del sitio www.lopezobrador.org.mx. Los afros llegaron con los españoles en condición de esclavos, en todo caso tienen la misma antigüedad que poseen los españoles en el continente.

Es violatoria al principio de igualdad que posee la Constitución mexicana. “atendiéndolos de manera preferente por ser los habitantes más antiguos”; al establecer que tienen preferencias por sobre otros mexicanos se instituye un sistema de castas igual al operado durante la colonización española o el imperio francés.

La iniciativa del gobierno federal promueve las castas y la existencia de mexicanos de primera y de segunda. No se restituyen sus derechos violando los derechos del resto de la población.

El principio de igualdad ante la ley se diluye al tener preferencias, sean del tipo que fueran las mismas. Incluso es denigrante para los indígenas y los afrodescendientes pues los coloca al igual que a personas con limitaciones físicas, de edad o intelectuales y por ello demandan un trato especial.

Los indígenas y los afrodescendientes son iguales a todos los mexicanos, requieren lo mismo que los hijos de usted amable lector: educación de calidad, acceso a los servicios de salud, empleos dignos y bien remunerados, oportunidades de desarrollo y condiciones para una vida armónica que no los excluya ni aparte del resto de la sociedad mexicana.

La reforma está planteada desde el principio del multiculturalismo que es muy distinto al pluriculturalismo. Asume que debe respetarse la cultura sin intervenir en ella, sin cambiarles algo de sus usos y costumbres. El multiculturalismo reproduce la exclusión y la marginación de las minorías, eso está comprobado en el mundo.

Los pueblos originarios requieren ser tratados desde el principio del pluriculturalismo, en donde accedan por igual a las mismas oportunidades de todos, pero mientras se les siga tratando como «bichos raros, objetos de culto, motivos de admiración turística» seguirán marginados, esa es en esencia la iniciativa de la 4T.

Mantener la cultura de los pueblos indígenas es reproducir violencia contra las mujeres, vejaciones, abusos y machismos anacrónicos. En pleno siglo XXI se siguen entregando niñas de 13 y 14 años a cambio de un cartón de cervezas o una vaca. Esa es una de las costumbres que conservaría la iniciativa gubernamental.

Imagen de portada, cortesía de: «No quiero que me vendas»: el drama del comercio de niñas indígenas en México (tiempo.hn)

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