A principios de la semana, el secretario de Seguridad Pública del gobierno federal, Alfonso Durazo Montaño, anunció su renuncia a la dependencia para buscar la gubernatura de su natal Sonora.
Durante la mañanera, el Presidente le pidió quedarse en las tareas de seguridad, casi le ruega; las súplicas fueron desoídas, Durazo emprende el vuelo en el mundo de la política electoral.
Surge a la fama dentro de la política junto al malogrado Luis Donaldo Colosio, su paisano, quien es asesinado en marzo de 1994 en Tijuana, luego de aquel hecho queda políticamente desamparado.
Resurge seis años después junto al panista Vicente Fox, a quien sirvió como secretario particular; puesto para el cual tiene aptitudes, es un gran segundo de los jefes; lo fue con Colosio desde 1989 hasta su muerte y luego con Vicente candidato y presidente.
En 2003 asume como vocero del gobierno panista del guanajuatense, una etapa de convulsiones en la política por lo desbaratado del mandatario; sus roces con «Martita» y el estilo mismo de Fox lo llevan a renunciar en 2004.
Fuera del naufragante gobierno foxista, Durazo se dedica a criticar a quien fuera su jefe y sus compañeros de gabinete, dejó ver un oscuro lado de poco agradecimiento para con quien lo revivió en la política nacional, pues en el PRI su futuro era incierto.
El año 2006 vuelve a dar un bandazo ideológico-político. Durazo se suma al proyecto de López Obrador en busca de la Presidencia de la República. Para ese momento ya habría sido militante del PRI, militante o al menos, funcionario de gobierno panista y ahora estaba cercano al PRD con Andrés Manuel.
Todo pareciera que es un hombre de inestabilidades, su tiempo de mayor permanencia fue con Colosio a quien le sirvió en la secretaría particular durante casi cinco años, el resto fue saltos de 180 grados.
Es evidente que nunca se sintió verdaderamente priista, pues no aguantó un sexenio la congeladora; tampoco se identificó con la derecha mexicana en donde su marca alcanza poco más de cuatro años entre campaña y gobierno.
En la elección de 2006 contendió por la senaduría en Sonora, sus resultados fueron negativos, perdió la elección, pero permaneció junto al proyecto de López Obrador los años siguientes.
En 2012 siendo dirigente de la izquierda en Sonora, logra la diputación plurinominal, su primer espacio de elección y lejos de la secretaría particular donde se desempeñó recurrentemente.
Con el triunfo del Presidente y la 4T, asume como secretario de Seguridad en el país, cargo para el cual no tiene un perfil académico, laboral o de desempeño, por supuesto, ni la experiencia.
Los resultados son en números rojos, entrega el país con la tasa de muertes más alta por la delincuencia organizada, sin estrategia contra el narcotráfico, con la fuga del hijo del Chapo en Sinaloa y un puño de desaciertos más; así se lanza por Sonora.
Según Demoscopia Digital, es el favorito en las encuestas, le arrebataría al PRI la gubernatura para depositarla en Morena, la pregunta es ¿tiene capital político y capacidad para emprender esa aventura?
En su haber, el único cargo de responsabilidad mayor es la secretaría de Seguridad Pública federal y sale por la puerta de atrás; en materia electoral, nunca ha ganado una elección.
¿Sale del gabinete para apoyar el proyecto de la 4T en Sonora o de nuevo se baja del barco como en antaño, de nuevo abandona al Presidente a mitad de río?
Esperemos a saber si pierde o gana, y luego de ello, conocer si seguirá afectivamente cercano a la 4T o despotricará contra ella como lo hizo con el PRI y con Fox y el PAN.
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