Los gobernadores del noreste mexicano, repelan por el pacto federal y la distribución de las participaciones en los recursos. Asegura Jaime Rodríguez que recibe de la federación 17 centavos por cada peso mandado, con esas cifras pensamos que podemos ser autosuficientes.
Es injusta la distribución en el país, el principio federalista es que los más apoyen a los menos, pero según estas cifras, los más sostienen a los menos. El separatismo es un discurso que abona en las simpatías políticas en entidades como Nuevo León y los vecinos, pero no somos los únicos con exacerbado regionalismo.
Escogieron buen momento los gobernadores para apretar al Gobierno federal, además de trabajar con estrategias contundentes por sobre la federación, lo cual es un llamado a “no escuchar al curandero con título de médico”, advierten por la falta de recursos y mandan un mensaje político de unidad contra el discurso divisionista del gobierno central.
Mientras la federación anda como “perros y gatos” con los empresarios, en Monterrey se reúnen éstos con los gobernadores.
Hay una estrategia generalizada por ejercer presión contra las actitudes centralistas y unidireccionales del gobierno federal, en Jalisco, Michoacán y otras entidades, los gobernadores en franca autonomía, por no decir rebeldía, adelantan estrategias sobre el bicho, desafían las disposiciones federales argumentando que les importan más los gobernados que el enojo del centro y otras respuestas por el estilo que les suben sus bonos.
¿Podemos separarnos y sobrevivir en un eventual rompimiento del pacto federal?
Con cabeza fría más que pasión, la respuesta que encuentro es no.
Nuevo León necesita del pacto federal como la federación lo requiere, el separatismo tiene más beneficios en lo político que lo económico, los bonos del “triunvirato” crecen en sus entidades mientras aportan a la caída en las simpatías de AMLO.
Las ideas separatistas no son nuevas, en las Cortes de Cádiz, cuando el sacerdote Miguel Ramos Arizpe plantea que en las Antiguas Provincias Internas de Oriente (APIO), se pudiera legislar por el bien de la gente pues el centro del virreinato estaba distante, recibe adhesiones de los diputados de las Provincias Internas de Occidente, los diputados españoles aplacaron su intento por avanzar hacia lo que terminaría en autonomía separatista otorgando la Diputación Provincial, un organismo administrativo que regulara las 4 provincias (Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas y Tejas (con j).
Los separatismos volvieron en el convulso siglo XIX con los intentos por formar la República de Río Grande en 1840 y el de Santiago Vidaurri en 1855 por formar la República de la Sierra Madre; en la segunda mitad del siglo XX, recuerdo la expresión utilizada por los políticos, respecto a que Nuevo León mantenía al resto del país, mínimo al extinto Distrito Federal.
Romper con el pacto federal es un acto de separatismo con implicaciones políticas, económicas y jurídicas, además de sociales y culturales.
Es falso que mantengamos al país o a la CdMx, cierto es que pagamos servicios más caros que el resto, como el agua, transporte público, tenencia (disfrazada de otros impuestos), predial, autopistas y educación superior, por mencionar, pero son por recaudaciones estatales, no federales.
Barcelona fracasó en su intento separatista porque los capitanes de industria amagaron con sacar las sedes de sus consorcios de ahí para trasladarlos a otro sitio. ¿Qué pasaría con los consorcios nacionales y transnacionales que hacen de San Pedro el municipio más rico, aunque no el más productivo?
Recibimos 17 centavos, más partidas directas a los municipios, educación, caminos y puentes, seguridad, presas, penales y más. Deberían los gobernadores sumar lo que reciben además de la partida directa y a lo mejor supera a 17 centavos lo devuelto.
En el supuesto caso de autonomía, el comercio se vería afectado por tener que pagar aranceles para sacar e introducir alimentos, cemento, acero, ropa, cerveza y tantos productos más, sin olvidar el futbol.
La Universidad y Conalep ya no recibirían partidas federales, por citar. Dudo pudiéramos sobrevivir pues carecemos de gasolina y un sinnúmero de productos que benefician la economía, cultura y desarrollo de Nuevo León.
Los pro indigenismo azteca no podrían denostar a los Españoles por destruir la cultura, pues la destruida no sería nuestra, sino de otra nación.
Disfrutemos la vanidad de los orgullos regio y norestense, amaguemos con separarnos, pero no tanto, no sea que nos tomen la palabra.
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