TEMBLORES EN NUEVO LEÓN EN EL PASADO Y EN EL PRESENTE.

Bienvenidos a nuestra columna semanal «Historia Regia», en donde compartimos un poco de nuestra histroria y la importancia que tiene como «maestra de vida»

Esperamos sus comentarios y sugerencias-
¿En Nuevo León ha temblado?
Si bien es cierto que Monterrey no es una zona muy común de temblores, si hay algunos registrados en su historia. Encontré una referencia de uno sucedido en diciembre de 1911 (hace ya casi 105 años). En la nota se menciona a Erasmo Mata, popular por predecir sismos en México y que también anuncio el acontecimiento aquí narrado.

“Tomado del “Diario Popular”, Periódico Independiente, de Información y de Política.

Domingo 3 de diciembre de 1911.

No. 46 Tomo I.

Monterrey tiembla.

La mañana de hoy a las ocho y media se sintió un temblor en esta ciudad con una duración de tres segundos. Parece que empiezan a confirmarse los vaticinios de Erasmo Mata que aseguró que en los primeros días de éste mes ocurrirán graves catástrofes en nuestro país.

Ojalá que se equivoque este buen señor”uí narrado.
«Tomado del “Diario Popular” Periódico Independiente, de Información y de Política.
Domingo 3 de diciembre de 1911.
No. 46 Tomo I.
Monterrey tiembla.
La mañana de hoy a las ocho y media se sintió un temblor en esta Ciudad con una duración de tres segundos. Parece que se empiezan confirmarse (sic) los vaticinios de Erasmo Mata que aseguró que en los primeros días de esté mes ocurrirán, graves catástrofes en nuestro país.
Ojalá que se equivoca (sic) este buen señoro (sic)».
La imagen es tomada del blog «Bitacora» de Miguel Ángel Morales.
Se tienen registros de temblores durante el siglo XIX y XVIII, de los cuales nos habla Santiago Roel: uno el 25 de abril de 1814, de muy corta duración, «acompañado y seguido de un ruido sordo como de muchos carruajes que vienen de lejos», el cual parecía proceder del oriente, terminando en la Sierra Madre, frente a Santa Catarina.
Se sintió también en Linares, Galeana, García y otros lugares.
Nos dice que hubo otros en los años de 1795, 1831 y 1838. (Tomado de «Nuevo León. Apuntes históricos»).

Se tienen registros de temblores durante el siglo XIX y XVIII, de los cuales nos habla Santiago Roel: uno el 15 de abril de 1814, de muy corta duración “acompañado y seguido de un ruido sordo como de muchos carruajes que vienen de lejos”, el cual al parecer procedía del oriente, terminando en la Sierra Madre, frente a Santa Catarina,

Se sintió también en Linares, Galeana, García y otros lugares.

Nos dice también que hubo otros en los años de 1795, 1821 y 1838. (Tomado de “Nuevo León. Apuntes Históricos”).

En la historia reciente

Los sismos han sido recurrentes en los municipios periféricos del estado de Nuevo León, teniendo que en el año 2013 en Cadereyta, Linares y Montemorelos se presentaron varios, con una magnitud promedio de 4.5 grados en la escala Richter.

Esta actividad sísmica fue atribuida en aquel tiempo por los expertos a acomodos del subsuelo del Estado.

De igual manera en el año 2014 los sismos afectaron a los municipios de Cadereyta, Allende y Linares con una magnitud de 3.5 grados Richter, presentándose uno el 7 de enero de 2014 a 8 kilómetros al norte de Allende, dando inicio con este movimiento telúrico a una serie de tres eventos similares más en la región citrícola.

La nota aclara que Nuevo León, tan solo en el año 2013, alcanzó la suma de 71 temblores. (Fuente: Periódico MILENIO).

Con estos datos tanto históricos como recientes podemos entender que Nuevo León es una zona en donde los temblores pueden suceder en cualquier momento. La reflexión final es sobre la importancia de la historia como “maestra de vida”, que nos avisa e informa sobre hechos pasados para que los tomemos en cuenta en nuestra actualidad con el fin de tomar precauciones y evitar cometer los mismos errores del pasado.

Tal como sucede con las inundaciones, los temblores deben ser vigilados por la población, porque la historia ya nos habla de su presencia entre los regiomontanos y prudente sería empezar a tomar las precauciones necesarias, no esperemos a que nos llegue “el agua al cuello” o que el temblor acabe con nuestro patrimonio.